lunes, 24 de agosto de 2009

La dimensión social del hombre

Para ser felices, tenemos que estar en el camino de la perfección, es decir, si no me actualizo como ser humano, nunca voy a ser feliz. Nuestras potencias tienen que actualizarse para que nuestra naturaleza no se frustre.
La perfección es la virtud (el bien obrar), porque a través de estas se actualizan nuestras potencias intelectuales y sensibles.
Con la prudencia, la fortaleza y la templanza estoy bien conmigo mismo y con la justicia estoy bien con los demás. La prudencia es utilizar bien nuestro intelecto para hacer las mejores elecciones.
“El hombre virtuoso es el hombre feliz”, Aristóteles.
El ser humano por naturaleza es social. De otra manera no puede llegar a la perfección.
“El que no puede vivir en comunidad o no necesita nada porque es autosuficiente o no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios”. Aristóteles.
Nuestra esencia está encerrada, somos seres enclaustrados, aunque somos también seres abiertos en cuanto necesitamos a los demás para coexistir, somos paradójicos.
Necesitamos a los demás, no sólo en lo básico, sino en todo, los necesitamos en todo, todo, todo.
Necesitamos la sociedad para perfeccionarnos y para que nos enseñe a ser felices.
Las relaciones interpersonales no son accidentes de los que podamos prescindir. Las personas con las que nos relacionamos son accidentales, no así las relaciones mismas.
Cuando hablamos de sociedad, de política y de ciudad, hablamos de lo mismo, porque todo tiene que ver con el bien común.
El fin de la sociedad, según Aristóteles, es que cada persona sea feliz. Es más importante el individuo que la sociedad en su totalidad. La sociedad es un ente accidental, conformado con entes individuales, no necesariamente compuesta por las personas que la forman.
Los bienes de la vida social son: La justicia, el respeto a la ley, la seguridad, la educación y los valores.

El contrato social
En el siglo XVII y XVIII surgen ideas contrarias, como las de Juan Jacobo Rosseau, que escribió el Contrato social, quien afirma que el ser humano no es social por naturaleza, sino que se asoció por cuestiones de seguridad para defenderse de los animales y de otros hombres, perdiendo libertad a cambio de la seguridad.
Otro autor que niega la naturaleza de la sociedad es Tomás Hobbes que afirma que en el ser humano, la única naturaleza es el instinto de conservación y por eso se reune para poder defenderse de los demás, por lo tanto se fundaron ciudades organizadas para proteger a la especie.
John Locke afirma que el ser humano es una criatura de Dios y por lo tanto está obligado a conservar la vida que Dios le dio, porque no es suya, pero además tiene que cuidar la vida de los demás, pero resulta que el hombre puede o no cumplir con este deber de conservar la vida, por lo tanto hay que reunirnos en ciudades con una autoridad que garantice el cumplimiento de este deber.
Esta posibilidad es una carencia de la naturaleza, por lo cual es necesario el contrato social.
Para los tres filósofos mencionados, el contrato social es una conveniencia, no derivada de la naturaleza misma del hombre.
Las consecuencias de estos pensamientos se pueden sintetizar en que la libertad hoy es un poder del individuo, mi derecho termina donde empieza los derechos del vecino, pero esto engendra el egoísmo, individualismo, en una sociedad donde cada persona es una isla, donde se privilegia lo privado sobre los social en exceso, sin mayor interés en el bienestar común.

Dentro del mundo social hay otra división:
- Sexualidad
- Matrimonio
- Familia
Cuando hablamos de sexualidad nos referimos al género de las personas, la sexualidad trasciende al cuerpo, el ser completo es hombre o es mujer.
Hombre y mujer son complementarios y sólo de su unión depende la pervivencia de la especie por la generación de la prole.
Y parte de un enamoramiento que es donación. Cuando se obvia esta donación y se va por sólo el sexo, descendemos al nivel de los animales irracionales, siguiendo sólo los instintos.
El matrimonio debe permanecer porque la prole necesita de los padres, no sólo para las cuestiones materiales, sino para la educación de los hijos que dura toda la vida, obligación que nunca cesa, además como matrimonio es el modelo ejemplar de los hijos.
También debe permanecer porque la pareja es un apoyo fundamental para alcanzar el fin último que es la felicidad.
Matrimonio más la prole, igual a la familia. La familia tiene su función social, debe ser una familia virtuosa. Es obligación del matrimonio educar a los hijos para que ayuden a cumplir el fin de la sociedad. Por ello la formación es de vital importancia.

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