lunes, 24 de agosto de 2009

Crecimiento de la persona

Tenemos que saber qué somos para ver a dónde vamos.
Crecer es expandirse.
Crecimiento = Desarrollo de todas las facultades.
Si hay que ponderar alguna facultad, que sean las facultades espirituales a las que se les dé mayor importancia sobre las facultades sensibles.
Tenemos que formar hábitos, que son comportamientos repetidos de manera subconciente. Funcionamos a través de hábitos que son disposiciones que facilitan el obrar.
Tenemos hábitos buenos y malos. Los buenos se llaman virtudes y los malos, vicios.
El crecimiento es eliminar los malos hábitos o vicios. Los vicios son aquellos hábitos que nos alejan de la racionalidad. Los vicios son del cuerpo, pero también del espíritu. Vicios del cuerpo son: fumar, el alcohol, la droga, comida en exceso, el sexo desmedido.
Vicios espirituales son: La mediocridad, la pereza, la pusilinamidad, la mentira, la ignorancia culpable, la soberbia, entre otros muchos.
Los vicios también nos alejan de la felicidad, porque nos apartan del camino del bien y nos quitan la paz interior y finalmente nos alejan del fin último que es Dios.
Los hábitos se forman a través de la educación en valores y comienza en la familia, desde el nacimiento hasta la muerte; luego entonces la educación es un proceso únicamente aplicable al ser humano.

Valores y virtudes
Los valores son las cualidades de las cosas, de los entes, por el sólo hecho de ser, el ente es valioso. En la cosa está el fundamento del valor y en el sujeto está el apetito que descubre el valor de la cosa.
El sujeto es también creador de valor, pues da valor a muchas cosas que quizás no lo tengan objetivamente.
Los valores no existen separados de las cosas. Las virtudes son los valores encarnados, en cuanto las personas hacen suyos los valores y actuan con conforme a ellos y se convierten en una vivencia.
La virtud es un hábito bueno que perfecciona y nos hace caer dentro de nuestra naturaleza racional. Los hábitos se forman por la repetición, son muy difíciles de formar y también de remover, aunque los malos hábitos se forman fácilmente. Una vez formado el buen hábito, resulta placentero.

Virtudes cardinales o hábitos operativos

Prudencia.- Es la recta razón en el obrar, tenemos que pensar antes de actuar, hablar y de tomar decisiones. Todo lo que hacemos tiene consecuencias. Tomar decisiones es muy difícil y lo mejor es tomar consejo de los expertos y de los prudentes. Tenemos que reflexionar y analizar la conveniencia, si es bueno o malo, para luego actuar.
Cuando no se toma consejo, se cae en la precipitación y cuando se toma consejo, pero no se toma en cuenta, se cae en la inconsideración, y si no se toma acción se cae en la incosistencia.

Justicia.- Es de carácter netamente social y se trata de dar a cada quien lo que le corresponde, ni más ni menos. Si da más es generosidad y da de menos es injusticia.
La justicia comienza con uno mismo, por ejemplo, la conservación de la propia vida, debemos amarnos, luchar por nuestro perfeccionamiento como persona porque en esa medida vamos a ser más felices.
La justicia para nuestra familia implica amor, respeto, tiempo, educación, fidelidad, implica valoración de nuestros parientes más cercanos. Reconocer que los amamos y expresar ese sentimiento. De nada sirve estar en la casa en calidad de bulto, viendo la tele, sin compartir. La justicia para el prójimo es caridad, respeto, amabilidad, reconocer la dignidad de los demás, ser generosos, dar hasta que duela, la única forma de ser generoso es abrir la mano.
A los padres les debemos, amor, reverencia, comprensión, etc.
Para Dios, nuestro deber es sumisión: Amor, obediencia, aceptación.

Fortaleza.- Robustecer la voluntad. Es el ingrediente principal del éxito. Consiste en resistir y emprender. Resistir los problemas de la vida. La paciencia y la magnanimidad, la magnificencia, la perseverancia, la constancia, entre otras, forman parte de la fortaleza y sus vicios opuestos son la inconstancia, la no perseverancia, la inconstancia, la pusilinamidad, la mediocridad, la impaciencia, la tacañería.
Emprender implica proyectar grandes obras.

Templanza.- Es la virtud que modera todos los placeres: comer, beber, sexo, etc. Se refiere a los placeres sensibles del tacto y del gusto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario