lunes, 24 de agosto de 2009

En busca de la felicidad

Nos presta el título para esta reflexión el drama de la vida real, representado por Will Smith y su propio hijo Jaden Smith, en una cinta cinematográfica del 2006, en la que el protagonista pasa las de Caín junto con su pequeño hijo para poder lograr el éxito.
Esta búsqueda de la felicidad es un interés común a todos los seres humanos, o, ¿han sabido ustedes, amigos, de alguna persona a la que no le interesa en lo más mínimo ser feliz? Ciertamente que quien afirmara no querer ser feliz, evidentemente mentiría o estaría, digámoslo suavemente, mal de sus facultades mentales, al menos en algún grado (desde depresión hasta insania total).
Ahora bien, dejando esos casos patológicos de lado, y asumiendo que es cierto que todos queremos ser felices, hay que precisar que cuando andamos buscando algo, lo primero que necesitamos es saber precisamente cómo o qué es eso que andamos buscando, de otra forma daremos palos de ciego, andaremos inquietos y frustrados.

Camino complicado
Y en este punto es donde se complica la trama, porque aunque todos queremos, deseamos, anhelamos, sufrimos y luchamos a brazo partido por ser felices, raramente podemos dar una explicación de qué significa “ser felices” y entonces aquí es cuando entran las apreciaciones particulares en las que para unos, ser feliz es tener éxito (material, económico, profesional), para otros es tener salud, para otros más es estar con la persona amada, incluyendo familia y amigos (que son la familia que uno elige), para otros más la felicidad es darse a los demás, aportar un granito de arena al gran edificio social, contribuir al bien común; para otros quizás la felicidad esté en disfrutar de un buen café o buen plato de comida, para otros tal vez la felicidad se reduzca a cobrar el cheque de la quincena para poder dar de comer a los hijos, etcétera…
Me voy a los extremos para dejar en claro que nuestro concepto de felicidad es tan sutil e impreciso que somos capaces de intepretarlo como mejor nos acomode, de acuerdo a nuestra libertad, aunque en el proceso erremos y nos juguemos la piel por encontrar eso que creemos que es para nosotros la felicidad.
Y es la imprecisión del objeto deseado (la felicidad), lo que hace que la mayoría andemos toda la vida buscándola, sin lograr apropiarnos de ella. Estamos como entre brumas, en medio de un lugar nebuloso, en el que los raudales de información que nos llegan por todos lados, generalmente entorpecen nuestra visión. En medio del cambio vertiginoso, de los acontecimientos que van y vienen con velocidad casi lumínica, pretender hallar la felicidad sin detenernos a reflexionar qué es lo que realmente queremos, es como pretender leer una página de un libro que gire alrededor de nosotros a la velocidad media, sin que se detenga en ningún momento. Imaginen que están montadas en un caballito del carrusel y alguien desde abajo del aparato quiere que lean una frase del libro, ¿podrían lograrlo?
Pues el mismo efecto tiene vivir la vida afanosamente, llena de acción, sin espacios de reflexión sobre este tema tan importante: Damos y damos vueltas sin lograr obtener lo que pretendemos.

Pero, y entonces, ¿qué es la felicidad?
Esta es la pregunta crucial de nuestra vida, porque dependiendo de cómo la contestemos, será como vivamos, es decir, nuestro concepto de Felicidad determina, o sea, marca los límites y el camino de nuestras acciones y pensamientos, define finalmente quienes somos y que hacemos, porque, querámoslo o no, lo que somos y hacemos, lo somos y hacemos para ser felices.

Antes de llegar a una conclusión, quiero compartir el texto del anuncio de Coca-cola, que en lo personal me mueve a reflexionar:
“Esta historia es real. En estos tiempos difíciles, reunimos al hombre más viejo con el bebé más joven.
Madrid. Aitana Martínez a tres horas de nacer. Mallorca. Josep Mascaró, 102 años.
“Hola Aitana, me llamo Josep Mascaró y tengo 102 años. Soy un suertudo. Suerte por haber nacido, como tú. Por poder abrazar a mi mujer. Por haber conocido a mis amigos. Por haberme despedido de ellos. Por seguir aquí.
Te preguntarás cuál es la razón de venir a concerte hoy, es que muchos te dirán que a quién se le ocurre llegar en los tiempos que corren, que hay crisis que no se puede… Ja! esto te hará fuerte. Yo viví momentos peores que este, pero al final, de lo único que te vas a acordar es de las cosas buenas.
No te entretengas en tonterias que las hay, y vete a buscar lo que te haga feliz que el tiempo corre muy deprisa. He vivido 102 años y te aseguro que lo único que no te va a gustar de la vida es que te va a parecer demasiado corta. Estás aquí para ser feliz”.



Se los dejo para que lo reflexionen y si quieren saber cual es concepto de felicidad que mejor nos puede conducir a ella, lo platicamos en la próxima entrada. ¡Sean felices!

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